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Esto no es Berlín

En la 67 Muestra de la Cineteca ya se puede encontrar la nueva película de Hari Sama, un retrato del México de los 80s y su contracultura.

 

El México de los ochentas vivió una transformación muy importante después de los acontecimientos que marcaron un antes y un después en nuestra historia como nación: El temblor de 1985, que arrasó con buena parte de la Ciudad de México y dejó a muchas personas en la calle y sin recursos para levantarse; y el Mundial de fútbol de 1986, cuya competitividad y alegría tuvo su dosis de polémica, y confrontó a los aficionados que disfrutaban estos partidos con las personas que estaban en contra de su realización debido a los malos manejos y encubrimientos del gobierno. En este marco de polarización, de manera clandestina aparecía en el país un movimiento de jóvenes que, inspirados en el arte europeo y el post punk (que había cobrado auge en el Reino Unido y apenas empezaba a conocerse acá), comenzaron un movimiento para generar conciencia acerca de la igualdad, para visibilizar a la comunidad LGBT+, y se dedicaron a promover el arte y la diversidad.



Este panorama es la base de la nueva película del director mexicano Hari Sama (El sueño de Lu, Sin ton ni Sonia), llamada Esto no es Berlín. Nos cuenta la historia de Carlos (Xabiani Ponce De León), un joven a punto de cumplir la mayoría de edad, que, al lado de su mejor amigo Gera (José Antonio Toldeano), descubre el mítico club nocturno llamado Aztek, en donde ocasionalmente se presenta a tocar el grupo de Rita (Ximena Romo), la chica de la que está enamorado y que es también hermana de Gera. Debido a varias situaciones familiares de las que busca escapar, Carlos se hace asiduo de este lugar y va desarrollando una amistad con los que prácticamente han creado una comunidad dentro de ese espacio, especialmente con Nico (Mauro Sánchez). Así es como Carlos va descubriendo su propia personalidad y la deja fluir al lado de este colectivo, formando su identidad a través de la expresión cultural en la que colabora. Los problemas comienzan cuando sus debates internos lo confrontan: El uso de drogas, el sida, las relaciones abiertas y superficiales. El contexto negativo está latente, pero se presenta de una forma borrosa y efímera, dejando que los placeres convenzan a Gera y a Carlos de continuar relacionándose con la gente del Aztek.


Hari Sama describió este coming-of-age (que en estos días puede disfrutarse en la 67 Muestra de la Cineteca Nacional) como una película autobiográfica, él disfrutó del movimiento post punk en esa época, y aquí vemos este legado musical que nos muestra con cierto cariño y nostalgia, y se vuelve un soundtrack muy disfrutable. De la mano de la gran cinematografía de Alfredo Altamirano, nos recrean esta época a la perfección y muestran una contracultura que si bien tenía sus extravagancias y dificultades, también otorgaba sentido de pertenencia y liberación del espíritu. En un México que parecía estar sobrepasado por eventos que lo marcaron, fueron estos jóvenes, los independientes y apasionados, los que se movilizaron para abrir las mentes del país.





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